Cuando baje las escaleras esa noche la vi desconcertada, ella estaba sufriendo, su piel se desprendia poco a poco y las plumas se empezaban a notar.
Pronto se percato de mi presencia y se hundio en la verguenza de su situacion, sin notar por supuesto que yo estaba totalmente enamorado de la escena.
Su mirada fue una bala en los musculos principales de mis piernas.
El suelo me reclamo y pronto al igual que mi alma, yo estaba de rodillas ante ella.
Al ver que el miedo era mutuo me levante como pude y camine hacia su presencia, su transformacion habia terminado y su dolor ya no era dolor.
No pude resistirme y casi sin pensarlo mis labios estaban sobre los de ella.
Su cuerpo se convirtio en un capullo que me envolvia y pronto nos elevamos a lo maximo de todas las alturas.
Sin intencion alguna de volver a bajar, nos hundimos en el cielo nocturno.
0 comentarios:
Publicar un comentario