martes, 26 de agosto de 2014

Jardinero

Ayer por fin te saque de mi cabeza. Como no quería que volvieras, cave con ambas manos en el patio, un pozo bastante profundo, y te metí ahí. Pasaron algunas semanas y, para mi sorpresa, empezaste a brotar. Al principio me dio algo de ternura, después de todo, habías estado dentro mio. Cuidaba de vos, dejaba que te diera el sol, te regaba cada tanto, nostalgia supongo. Con el tiempo ya no fue necesario, vi que crecías sin ningún tipo de cuidado.
Todas las mañanas, te veía por la ventana mientras desayunaba, hasta que en una de esas, vi que habías cubierto toda la pared con tus hojas. Ya no eran verdes, ahora eran casi violáceas, y tan rápido cubrió todo que no me di cuenta. habías tapado la puerta y las ventanas, y comenzaste a entrar en la casa. Corrí hacia el piso de arriba, y cuando llegue, ya había flores tuyas por todos lados.
Habías traído tu propio ecosistema. Cientos de insectos, de diferentes tamaños y formas, volaban por la casa, zumbando. Algunos, similares a un escarabajo, se posaban en piel y mordían con sus pequeñas pinzas. Yo respondía, golpeando con torpeza, y a cada uno que moría vos crecías más rápido.
Por esta vez, solo quisiera saber que me envolves.
Que lastimes de verdad, pero que ames mucho más.
Salpico y me embarro, cuando salto por sobre el mundo
El aire es un recuerdo arenoso, pero no se si este nunca paso.
Respiro y me llena vida, no me pertenece del todo.
Ajeno de mi mundo, pertenece más al tuyo.
Por esta vez, solo quiero ser una palabra que golpee.
Que lastime de verdad, pero que ame mucho más.
Ajeno de mi mundo, pertenece más al tuyo.
Y yo no se si quiero entrar.

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